¿Las crisis recientes, son una crisis del capitalismo moderno?
Algunos de los grandes eventos de lo que hoy conocemos como la globalización son, sin duda, la apertura comercial y la desregulación de los mercados financieros.
Dr. Benjamín García Martínez 11 Mayo 2020
Esto fue posible por el gran desarrollo e innovación tecnológica de las telecomunicaciones y la reducción de los costos de transporte.
A la par, los países iniciaron las reformas “estructurales” asociadas a una fuerte ola de privatizaciones y desregulación en todos los ámbitos de la Economía: a) el sistema de pensiones, b) la educación, c) la salud, d) la producción de energía y, e) el marcado laboral.
El Mercado se erigía así, como el mejor camino para apuntalar el crecimiento y su financiamiento sin grandes déficits presupuestales y relegando la Política Económica a asegurar la estabilidad financiera que se requería.
Este proceso apuntaló el fuerte movimiento de flujos de capital internacional y la inclusión de nuevos jugadores en la intermediación bancaria y financiera y la consolidación de nuevos mercados bursátiles y nuevos productos financieros, ahora asociados a la expansión del crédito.
La expansión del crédito y la disminución de las tasas objetivo proveería una gran liquidez en los mercados, lo que anticipaba el acceso al capital para las grandes inversiones que se producirían consolidando cadenas productivas globales en sectores estratégicos, ahora gobernados por grandes empresas multinacionales.
Esta promesa, sin embargo, se vio empañada por las crisis financieras, principalmente en los países emergentes.
Las crisis financieras pusieron de manifiesto que el marco conceptual y práctico de la Teoría Económica y, los fundamentos de la regulación financiera y los responsables de su aplicación fueran, una y otra vez, rebasado por la dinámica del mercado.
Los modelos bajo los cuales se construían los elementos de la regulación y supervisión de la operación de la intermediación financiera, asumían que los mercados se autorregulaban y solo bastaba con establecer los límites de exposición al riesgo y mantener reservas para enfrentar los posibles resultados adversos.
La incorporación de la Banca y diferentes instituciones de crédito a la compra-venta de valores bursátiles y operaciones con Derivados financieros, las expuso al riesgo de mercado afectando sus operaciones de crédito fuertemente apalancadas, lo que en una situación adversa afectaría todo el sistema de pagos en su conjunto.
En este contexto, tal vez hoy sea necesario replantear las viejas recetas para combatir estas crisis (cuando ya no solo afectan a los países emergentes, sino a quienes detentar el poder de una expansión en medios de pago internacionales) con nuevas oleadas de expansión del crédito y estímulos fiscales al Capital como garantía de la recuperación y el crecimiento. Hay que considerar que, son precisamente estas prácticas las que nos han llevado a donde estamos.
El mundo esta globalizado, pero esta inmerso en una creciente desigualdad en la distribución de la riqueza que se produce, entre naciones, entre sectores, entre empresas y entre las personas.
Las políticas fiscales hoy necesarias, no solo deben enfrentar la recesión, sino el combate de estas desigualdades y una vigilancia adecuada en la expansión del crédito, que deje de beneficiar solo a los intermediarios financieros y al gran capital que hoy se mueve fácilmente en el mundo.
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